sábado, 2 de mayo de 2015

Diario de Santa Faustina Kowalska, nº 699.


  
699   Un día sentí que no aguantaría estar de pie hasta las nueve y pedí a la Hermana N. darme algo de comer porque iba a acostarme antes, ya que me sentía mal.  La Hermana N. me contestó: Usted, hermana, no está enferma; han querido darle simplemente un descanso y por eso han fingido la enfermedad.  Oh Jesús mío, pensar que la enfermedad ha avanzado hasta tal punto que el medico me ha separado de las demás hermanas [246] para que no se contagien, y he aquí cómo uno es juzgado.  Pero está bien así, todo es para Ti, Jesús mío. No quiero escribir mucho de las cosas exteriores porque no son ellas el motivo para (145) escribir; yo deseo particularmente tomar nota de las gracias que el Señor me concede, porque ellas no son solamente para mí, sino para muchas almas.


















El exégeta del siglo XXI.

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