miércoles, 27 de mayo de 2015

Diario de Santa Faustina Kowalska, de 1076 a 1091.


Santa Faustina Kowalska

1076 + Cuando decidí un día, ejercitarme en cierta virtud, caí en el defecto contrario a esa virtud diez veces mas que en otros días. Por la noche, mientras reflexionaba sobre ¿por qué hoy caía de manera tan excepcional?, oí estas palabras: Has contado demasiado contigo misma y muy poco Conmigo.  Comprendí la causa de mis caídas.

1077 (23) Curación repentina.
           
Después de que escribí una carta al Padre Sopocko, el domingo once de abril, de repente mi salud empeoró hasta tal punto que no envié la carta, sino que esperaba una evidente voluntad de Dios. Sin embargo mi salud empeoró tanto que tuve que guardar cama. La tos me atormentaba tan terriblemente que me parecía que si se repitiera todavía un par de veces, seguramente seria el final.

1089 El catorce de abril me sentía tan mal que me levanté con esfuerzo para ir a la Santa Misa. Me sentía mas enferma que cuando me habían enviado a la curación. Tenia un fuerte estertor y una respiración ronca en los pulmones y unos dolores extraños. Al recibir la Santa Comunión, yo misma no sabia por qué, o mejor dicho, qué cosa me empujaba a esta oración y comencé a rezar de este modo: Jesús, que Tu Sangre pura y sana circule en mi organismo enfermo, y que Tu Cuerpo puro y sano transforme mi cuerpo enfermo, y que una vida sana y fuerte palpite en mi, si es Tu santa voluntad que yo me ponga a esta obra, y esto será para mi la señal evidente de Tu santa voluntad.

Jesús en Vos Confío


Mientras así rezaba, súbitamente sentí como una sacudida en todo el organismo y de repente me sentí completamente sana. Tenia la respiración limpia como si nunca hubiera estado enferma de los pulmones ni sentía dolores y para mi era la señal de que debía ponerme a la obra.

1090 Y eso sucedió el ultimo día de la novena que hacia al Espíritu Santo. Después de esta curación, repentinamente fui unida al Señor Jesús de modo puramente espiritual. Jesús me dió una fuerte convicción, o sea me afirmó respecto a sus demandas. En tal cercanía con el Señor Jesús permanecí el día entero y hablé de los detalles referentes a la Congregación.

(24) Jesús volcó en mi alma fortaleza y entusiasmo para actuar. Ahora comprendo que si el Señor exige algo del alma, le da la posibilidad de realizarlo y a través de la gracia la hace capaz de cumplir lo que exige de ella. Y por lo tanto aunque fuera el alma mas mísera, al mandato del Señor puede emprender cosas que superan su entendimiento; la señal por la cual se puede reconocer que el Señor está con esa alma es ésta; cuando en el alma aparece la fuerza y el poder de Dios que la hace valiente y fuerte. En cuanto a mi, en un primer momento siempre me asusto un poco de la grandeza del Señor, pero luego en mi alma entra una paz profunda e imperturbable, una fuerza interior para [hacer] lo que en un momento dado el Señor exige…….

1091 Entonces oí estas palabras: Ve, dile a la Superiora que estás sana.

Cuánto tiempo estaré sana, no lo sé ni lo pregunto; sé solamente que actualmente gozo de buena salud; el futuro no me pertenece.  Pedí la salud como un testimonio de la voluntad de Dios y no para buscar alivio en el sufrimiento.


















El exégeta del siglo XXI.

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