domingo, 24 de mayo de 2015

Diario de Santa Fasutina Kowalska, 751 a 753.



751      Oh Jesús, mi espíritu Te añora mucho y deseo mucho unirme a Ti, pero me retienen Tus obras.  No está todavía completo el número de almas que debo llevarte.  Deseo las fatigas, los sufrimientos, que se cumpla en mi todo que has planeado (176) antes de todos los siglos, oh Creador mío y Señor.  Comprendo solamente Tu palabra, solamente ella me da fuerzas.  Tu Espíritu, oh Señor, es el espíritu de la paz y nada perturba mi interior, porque allí moras Tú, oh Señor.

Sé que estoy bajo Tu mirada especial, oh Señor.  No analizo con temor Tus designios respecto a mí; mi tarea es aceptar todo de Tus manos, no tengo miedo de nada aunque la tempestad está enfurecida y tremendo rayos caen alrededor de mí y entonces me siento verdaderamente sola, no obstante mi corazón Te siente y mi confianza aumenta considerablemente y veo todo Tu omnipotencia que me sostiene.  Contigo, Jesús, camino por la vida entre arco iris y tormentas, con un grito de gozo, entonando un himno de Tu misericordia.  No interrumpiré este canto de amor hasta que lo entone el coro angélico.  No existe ninguna fuerza que pueda detenerme en mi carrera hacia Dios.  Veo que no siempre, ni siquiera las Superioras entienden el camino por el Cual Dios me lleva, y eso no me extraña.

752     (177) En una ocasión vi al Padre Sopocko rezando, reflexionando sobre este caso [254].  Vi como, de repente, se apareció un círculo de luz encima de su cabeza.  Aunque nos separa alguna distancia, lo veo a menudo, especialmente, cuando trabaja junto al escritorio, a pesar del cansancio.

 Jesús en Vos Confío


753     22 XI [1936].  Hoy, durante la confesión, Jesús me habló por la boca de cierto sacerdote.  Aquel sacerdote no conocía mi alma y me acusé solamente de los pecados; sin embargo él me dijo estas palabras:  cumple fielmente todo lo que Jesús exige de ti, a pesar de las dificultades.  Has de saber que aunque los hombres se molestan contigo, Jesús no se cansa y nunca se enfadará contra ti.  No hagas caso de ninguna consideración humana.  En el primer momento esta enseñanza me extrañó; comprendí que el Señor habló a través de él, mientras él se dio poca cuenta de eso.  Oh sagrado Misterio, qué grandes tesoros contienes.  Oh fe santa, indicadora de mi camino.


















El exégeta del siglo XXI.

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