646 19 de septiembre [1936].
Cuando salimos del medico [244] y entramos un momento en la pequeña capilla que
está en el sanatorio, oí en el alma estas palabras: Niña Mía, todavía unas
cuantas gotas en el cáliz, no falta mucho.
La alegría (134) inundó mi alma, he aquí la primera llamada de mi Esposo
y Maestro. Se enterneció mi corazón y hubo un momento en que mi alma se
sumergió en todo el mar de la Divina Misericordia; sentí que mi misión empezaba
en toda la plenitud. La muerte no
destruye nada de lo que es bueno; ruego muchísimo por las almas que padecen
sufrimientos interiores.
647 En cierta ocasión, recibí
dentro de mí la luz respecto a dos hermanas; comprendí que no con todos podemos
comportarnos de la misma manera. Hay personas que, de un modo extraño, saben
trabar amistad y como amigas, sacar palabra tras palabra, como para aliviar,
pero en un momento oportuno usan las mismas palabras para causar disgustos. Oh
Jesús mío, qué extraña es la debilidad humana. Tu amor, Jesús, da al alma esta
gran sensatez en las relaciones con los demás.
648 (135)
+
24 de septiembre de 1936
La Madre Superiora [245] me ordenó rezar un misterio del rosario en
lugar de los demás ejercicios y acostarme de inmediato. Una vez acostada me
dormí en seguida porque estaba muy cansada. Sin embargo, un momento después me
despertó un sufrimiento. Era un sufrimiento tan grande que no me permitía hacer
el mas pequeño movimiento, ni siquiera pude pasar la saliva. Duró unas tres
horas. Pensé despertar a la hermana novicia con la que compartía el cuarto,
pero pensé: ella no me ayudará nada, pues que duerma, me da pena despertarla. Me
sometí completamente a la voluntad de Dios y pensaba que estaba llegando para
mi el día de la muerte, día por mi deseado. Tenia la posibilidad de unirme a
Jesús doliente en la cruz, no podía rezar de otro modo. Cuando el sufrimiento
cedió, comencé (136) a sudar, pero no podía hacer ningún movimiento, porque
volvía el dolor anterior. En la mañana
me sentía muy cansada, pero físicamente no sufría más; no obstante no pude
levantarme para la Santa Misa. Pensé: Si después de tales sufrimientos no hay
muerte, entonces ¿qué grandes deben ser los sufrimientos mortales?
697 Oh Jesús, Tu sabes que
amo el sufrimiento y deseo vaciar el cáliz de los sufrimientos hasta la ultima
gota y, sin embargo, mi naturaleza notó un ligero escalofrió y cierto temor,
pero en seguida mi confianza en la infinita misericordia de Dios se despertó
con toda su potencia y todo tuvo que ceder delante de ella como la sombra
delante de un rayo de sol. Oh Jesús, qué
grande es Tu bondad; la infinita bondad Tuya que conozco bien me permite mirar
con entereza a los ojos de la muerte misma.
Sé que nada puede sucederme sin su permiso. Deseo glorificar Tu
misericordia infinita en la vida, en la hora de la muerte y en la resurrección
y en la eternidad.
(137) + Oh Jesús mío,
mi fuerza, mi paz y mi descanso, en los rayos de Tu misericordia se sumerge mi
alma todos los días, no conozco ni un momento de mi vida en que no haya
experimentado Tu misericordia, oh Dios.
En toda mi vida no cuento con nada, sino con Tu misericordia infinita,
oh Señor que es la guía de mi vida. Mi alma está llena de la misericordia de
Dios.
698+ Oh, cuánto hiere a
Jesús la ingratitud de un alma elegida.
Su amor inefable padece un martirio. Dios nos ama con todo su Ser
infinito, cual Él es, y un polvo miserable desprecia este amor. Mi corazón
estalla de dolor cuando veo tal ingratitud.
699 Una vez, oí estas
palabras: Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible (138) misericordia
Mía. Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las
almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las
entrañas de Mi misericordia. Derramo
todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi
misericordia. El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el
perdón total de las culpas y de las penas.
En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las
cuales fluyen las gracias. Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus
pecados sean como escarlata. Mi
misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún
intelecto humano ni angélico. Todo lo
que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a
mi, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis
entrañas (139, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de
Pascua. La humanidad no conocerá paz
hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia.
700 + En una ocasión, cuando
estaba muy cansada y doliente y lo dije a la Madre Superiora, recibí la
respuesta de que debía familiarizarme con el sufrimiento. Escuché todo lo que
la Madre me dijo y un momento después Salí. Nuestra Madre Superiora tiene tanto
amor al prójimo y, especialmente, a las hermanas enfermas, que todos la conocen
por ello, pero en cuanto a mi, Jesús permitía que ella no me comprendiera y me
ejercitara mucho en este aspecto.
701 Un día me sentía muy mal
y fui al trabajo, pero en cada instante me parecía que iba a desmayarme; y el
calor era tan grande que incluso sin trabajo uno no soportaba (14) aquel calor,
sin hablar ya de si trabajaba y estaba doliente. Así, antes del mediodía, interrumpí el
trabajo y miré hacia el cielo con gran confianza y le dije al Señor: Jesús,
cubre el sol porque ya no soporto más este calor y una cosa rara, en aquel
mismo instante, una nubecita blanca cubrió el sol y a partir de aquel momento
ya no hacía tanto calor. Cuando, un
momento después, empecé a reprocharme por no haber soportado el calor y por
haber pedido el alivio, Jesús Mismo me tranquilizó.
702 13 de agosto de
1936. Esta noche me penetra la presencia
de Dios, en un solo instante conozca la gran santidad de Dios. Oh, cómo me
oprime esta grandeza de Dios, ya que al mismo tiempo conozco todo mi abismo y
mi nulidad. Es un gran tormento, porque
al conocimiento sigue el amor. El alma se lanza con ímpetu hacia Dios y se
encuentran de frente dos amores: el
Creador y la criatura; (141) una gotita quiere medirse con el océano. En un primer momento la gota quisiera
encerrar en sí este océano ilimitado, pero en el mismo instante conoce que es
una gotita y entonces queda vencida, pasa toda a Dios como una gota al océano….
Al iniciarse aquel momento es un tormento, pero tan dulce que el alma,
experimentándolo, es feliz.
703 Actualmente hago un
examen de conciencia particular: unirme con Cristo Misericordioso. Este
ejercicio me da una fuerza misteriosa, el corazón está siempre unido a Aquel
que desea, y las acciones reguladas por la misericordia que brota del amor.
704 Paso cada momento libre
a los pies de Dios escondido. Él es mi Maestro, le pregunto todo, con Él hablo
de todo, de allí saco fuerza y luz, allí aprendo todo, de allí me llegan las
luces sobre el modo de comportarme con el prójimo. Desde el momento en que
(142) Salí del noviciado, me encerré en el tabernáculo con Jesús, mi Maestro. Él
Mismo me atrajo a este fuego de amor vivo, alrededor del cual se concentra
todo.
705 25 IX. Padezco sufrimientos en las manos, los pies y
el costado, en los lugares que Jesús tenia traspasada. Experimento
particularmente estos sufrimientos cuando me encuentro con un alma que no está
en el estado de gracia; entonces rezo ardientemente que la Divina Misericordia
envuelva a aquella alma.
706 29 IX. En el día de San Miguel Arcángel vi a este
gran guía junto a mí que me dijo estas palabras: El Señor me recomendó tener un
cuidado especial de ti. Has de saber que
eres odiada por el mal, pero no temas.
¡Quién como Dios! Y desapareció. Sin embargo siento su presencia y su
ayuda.
707 (143) 2 X 1936. El
primer viernes del mes. Después de la Santa Comunión, de repente vi a Jesús que
me dijo estas palabras: Ahora sé que no Me amas por las gracias ni por los
dones, sino porque Mi voluntad te es mas querida que la vida. Por eso Me uno a
ti tan estrechamente como a ninguna otra criatura.
708 En aquel momento Jesús
desapareció. La presencia de Dios inundó mi alma; sé que estoy bajo la mirada
de este Soberano. Me sumergí totalmente
en el gozo que mana de Dios. El día entero viví sumergida en Dios, sin ningún
intervalo. Por la noche, entré en una especie de desmayo, y en una extraña
forma de agonía; mi amor deseaba ser igual al amor de aquel Soberano; estaba
atraída hacia Él tan violentamente que, sin una gracia especial de Dios, era
imposible soportar en esta vida tanta inmensidad de la gracia. Pero veo
claramente que Jesús Mismo me sostiene y me fortifica y me hace capaz de
relacionarme con Él. En esto el alma es activa de modo singular.
709 (144) 3 X 1936. Hoy,
mientras rezaba el rosario, vi de repente el copón con el Santísimo
Sacramento. El copón estaba descubierto
y con bastantes Hostias. Desde el copón salió una voz: Estas Hostias fueron
recibidas por las almas convertidas con tus plegarias y tu sufrimiento. En
aquel momento sentí la presencia de Dios como una niña, me sentía extrañamente
una niña.
710 Un día sentí que no
aguantaría estar de pie hasta la nueve y pedí a la Hermana N. darme algo de
comer porque iba a acostarme antes, ya que me sentía mal. La Hermana N. me contestó: Usted, hermana, no
está enferma; han querido darle simplemente un descanso y por eso han fingido
la enfermedad. Oh Jesús mío, pensar que
la enfermedad ha avanzado hasta tal punto que el medico me ha separado de las
demás hermanas [246] para que no se contagien, y he aquí cómo uno es juzgado. Pero
está bien así, todo es para Ti, Jesús mío.
No quiero escribir mucho de las cosas exteriores porque no son ellas el
motivo para (145) escribir; yo deseo particularmente tomar nota de las gracias
que el Señor me concede, porque ellas no son solamente para mí, sino para
muchas almas.
711 5 X 1936. Hoy recibí una carta del Padre Sopocko por la
cual me enteré de que piensa hacer imprimir una estampita del Cristo
Misericordioso, y me pidió enviarle cierta plegaria que quiere poner detrás, si
obtiene la autorización del arzobispo. Oh, con que gozo tan grande se llena mi
corazón por el hecho de que Dios me ha permitido ver esta obra de su
misericordia. Oh, qué grande es esta obra del Altísimo; yo soy solamente su
instrumento. Oh, cuán ardiente es mi deseo de ver esta Fiesta de la Divina
Misericordia que Dios exige a través de mi, pero si tal es la voluntad de Dios
y si ella se celebra solemnemente sólo después de mi muerte, yo me alegro de
ella ya ahora y la celebro dentro de mi con el permiso del confesor.
712 (146) + Hoy he visto al
Padre Andrasz de rodillas, sumergido en la plegaria y de súbito Jesús se
presentó a su lado, e impuso las dos manos sobre su cabeza, y me dijo: Él te guiará, no tengas miedo.
713 11 de octubre. Esta
noche, mientras escribía sobre esta gran misericordia de Dios y sobre el gran
provecho para las almas, Satanás irrumpió en la celda con gran rabia y furia,
tomó el biombo y se puso a despedazarlo y quebrarlo. En un primer momento me
asusté un poco, pero en seguida con un pequeño crucifijo hice la señal de la
santa cruz; la bestia se calmó en seguida y desapareció. Hoy no vi esta figura
monstruosa, pero solamente su rabia; la rabia de Satanás es terrible. El
biombo, sin embargo, no estaba despedazado ni quebrado; con toda tranquilidad
seguí escribiendo. Sé bien que sin la
voluntad de Dios, aquel miserable no me tocará, pero ¿por qué se porta así? Comienza
a asaltarme abiertamente (147) y con tanta rabia y tanto odio, pero no perturba
mi paz ni por un momento, y esta serenidad mía provoca su rabia.
714 + Hoy el Señor me dijo:
Ve a la Superiora y dile que deseo que todas las hermanas y las alumnas recen
la coronilla que te he enseñado. La
deben rezar durante nueve días y en la capilla, con el fin de propiciar a Mi
Padre e implorar la Divina Misericordia para Polonia. Contesté al Señor que se
lo diría a la Superiora, pero antes debía consultar al Padre Andrasz y decidí
que en cuanto el Padre viniera, en seguida lo consultaría. Cuando el Padre
vino, las circunstancias fueron tales que no pude verlo. No obstante, yo no
habría debido reparar en ningunas circunstancias sino ir al Padre y arreglar el
asunto. Pensé que [lo haría] cuando
viniera otra vez.
715 Oh, cuánto (148) eso
desagradó a Dios. En un instante la
presencia de Dios me abandonó, esta gran presencia de Dios que está en mí
incesantemente incluso de modo sensible. Pero en aquel momento me abandonó
completamente; unas tinieblas dominaron mi alma hasta tal punto que no sabia si
estaba en el estado de gracia o no. Debido a esto no me acerqué a la Santa
Comunión durante cuatro días. Después de cuatro días vi al Padre Andrasz y le
conté todo. El Padre me consoló
diciendo: No ha perdido la gracia de
Dios, pero de todos modos, dijo, sea fiel a Dios. En el momento en que me alejé del confesionario,
la presencia de Dios me envolvió nuevamente como antes. Comprendí que la gracia de Dios hay que
aceptarla tal y como Dios la envía, del modo como Él quiere, y se debe aceptar
en la forma bajo la cual Dios nos la envía.
716 Oh Jesús mío, en este
momento estoy haciendo un propósito decidido y perpetuo, basándome en Tu gracia
y misericordia: la fidelidad a la más pequeña de Tus gracias.
717 (149) Durante toda la
noche me preparaba para recibir la Santa Comunión, ya que no pude dormir a
causa de los sufrimientos físicos. Mi alma se hundía en el amor y la
contrición.
718 Después de la Santa
Comunión oí estas palabras: Ves lo que eres por ti misma, pero no te asustes de
eso. Si te revelara toda la miseria que
eres, morirías del horror. Has de saber, sin embargo, lo que eres. Por ser tú
una miseria tan grande, te he revelado todo el mar de Mi misericordia. Busco y deseo tales almas como la tuya, pero
son pocas; tu gran confianza en Mi Me obliga a concederte gracias
continuamente. Tienes grandes e inexpresables
derechos sobre Mi Corazón, porque eres una hija de plena confianza. No soportarías la inmensidad de Mi amor que
tengo por ti, si te lo revelara aquí en la tierra en toda su plenitud. A menudo levanto un poco el velo para ti,
pero debes saber que es solamente Mi gracia excepcional. Mi amor y Mi misericordia no conocen límites.
719 (150) Hoy escuché estas
palabras: Has de saber, niña Mía, que por ti concedo gracias a toda la comarca,
pero debes agradecerme por ellos, porque ellos no Me agradecen por los
beneficios que les concedo. A base de tu
agradecimiento seguiré bendiciéndolos.
720 Oh Jesús mío, Tú sabes
lo difícil que es la vida comunitaria, cuántas incomprensiones y cuántos
malentendidos, muchas veces a pesar de la mas sincera voluntad de ambas partes;
pero éste es Tu misterio, oh Señor, nosotros lo conoceremos en la eternidad. Sin
embargo, nuestros juicios deben ser siempre benignos.
721 El tener al director
espiritual es una gracia grande, es una grandísima gracia de Dios. Siento que
ahora no sabría avanzar sola en mi vida espiritual; es grande el poder del
sacerdote; no dejo de agradecer a Dios por darme al director espiritual.
722 (151) + Hoy escuché
estas palabras: Ves lo débil que eres y ¿cuándo podré contar contigo? Contesté:
Jesús, quédate siempre conmigo, porque soy Tu niña pequeñísima; Jesús, Tu sabes
lo que hacen los niños pequeños.
723 + Hoy escuché estas
palabras: Las gracias que te concedo no son solamente para ti, sino también
para un gran número de almas…. Y en tu corazón está continuamente Mi
morada. A pesar de la miseria que eres
Me uno a ti y te quito tu miseria y te doy Mi misericordia. En cada alma cumplo
la obra de la misericordia, y cuanto mas grande es el pecador, tanto mas grande
es el derecho que tiene a Mi misericordia. Quien confía en Mi misericordia no
perecerá porque todos sus asuntos son Míos y los enemigos se estrellarán a los
pies de Mi escabel.
El exégeta del siglo XXI.