jueves, 5 de marzo de 2015

Mateo 16, 24-27

Hay cosas que nos distraen. Quizás haya que enfocarse en aquello del principio y fundamento.


Mateo 16, 24-27
24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
25 Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
26 ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
27 Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.


¿Recordás el cuento?

El alpinista en plena obscuridad de una noche cerrada y sin luna pierde pié y se cae.
Se quedó agarrado a una soga y colgado en el abismo. No ve nada y esa soga pasó a ser su garantía de supervivencia. 
- ¡¡¡¡¡Dios!!!!! ¡¡¡¡¡Dios!!!!! ¡¡¡¡¡Dios!!!!! –Grita-. 
Y Dios le habla... - Aquí estoy hijo... Aquí estoy... Vine a salvarte...
- Gracias Dios... ¡¡¡¡¡Gracias!!!!!
- Bueno hijo mio, soltate, dale... con confianza... soltate que no pasa nada, Yo te agarro.
- Nooooooooooooooo Dios...  Ni loco... Esta soga me sostiene con vida.
- Dale, confiá hijo... Soltate que Yo te cuido.

Y el tipo parece que se quedó aferrado a la soga y a la mañana el grupo de rescate lo encontró muerto y congelado agarrado frenéticamente a la soga que estaba solo a medio metro del piso.


¿Viste?
Tenemos que cambiar de táctica mientras tenemos la oportunidad.
¡Que Dios nos siga bendiciendo a todos siempre!















El exégetadel siglo XXI

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