Hay cosas
que nos distraen. Quizás haya que enfocarse en aquello del principio y fundamento.
Mateo 16, 24-27
24 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
25 Porque él que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
26 ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
27 Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.
¿Recordás el
cuento?
El alpinista
en plena obscuridad de una noche cerrada y sin luna pierde pié y se cae.
Se quedó
agarrado a una soga y colgado en el abismo. No ve nada y esa soga pasó a ser su
garantía de supervivencia.
- ¡¡¡¡¡Dios!!!!!
¡¡¡¡¡Dios!!!!! ¡¡¡¡¡Dios!!!!! –Grita-.
Y Dios le
habla... - Aquí estoy hijo... Aquí estoy... Vine a salvarte...
- Gracias
Dios... ¡¡¡¡¡Gracias!!!!!
- Bueno hijo
mio, soltate, dale... con confianza... soltate que no pasa nada, Yo te agarro.
- Nooooooooooooooo
Dios... Ni loco... Esta soga me sostiene con vida.
- Dale,
confiá hijo... Soltate que Yo te cuido.
Y el tipo
parece que se quedó aferrado a la soga y a la mañana el grupo de rescate lo
encontró muerto y congelado agarrado frenéticamente a la soga que estaba solo a
medio metro del piso.
¿Viste?
Tenemos que
cambiar de táctica mientras tenemos la oportunidad.
¡Que Dios
nos siga bendiciendo a todos siempre!
El exégetadel siglo XXI
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