lunes, 30 de marzo de 2015

Domingo de Ramos, entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.



En este domingo de Ramos recordamos y rendimos homenaje al momento tan especial en el que Jesús entra triunfante en la ciudad Santa, Jerusalén.

Jesús, el Hijo de Dios que vino a reinar y salvarnos.

Hizo milagros.
Enseñó con palabras.
No lo entendimos.

La gente esperaba a un rey que tomara el gobierno por la fuerza y expulsara a los conquistadores y restaurara a Israel como lo haría un hombre del mundo.

Lo vitorearon.
Pusieron palmas a su paso como señal de honor.

Ellos no lo habían visto pero Jesús había llorado por Jerusalén un rato antes porque veía su ruina.

El pecado reinaba en Ella.

Y Él venía a rescatarla pero no de la manera en que las personas lo suponían.
Este domingo de Ramos recuerda esta entrada triunfal a la ciudad Santa del Hijo de Dios.


Enseguida cuando la gente se da cuenta que Jesús no hace lo que los demás esperaban, lo abandonan.
Comienza aquí la Semana Santa. 
Las Pascuas.
La Pasión de nuestro Señor Jesucristo.


Le damos gracias a Dios por Su infinito amor.
Le pedimos a nuestro Señor Jesucristo que derrame sobre nosotros Su Infinita e Insondable Misericordia.
Le rogamos a dios que perdone nuestros pecados y nos purifique con La Sangre y El Agua que derramó nuestro Señor Jesucristo en La Santa Cruz.
En la voluntad del Padre Celestial, en el nombre de Su Hijo Jesucristo.
Con El Espíritu Santo, nuestro Abogado Defensor, nuestro paráclito, nuestro Consolador.


Con María nuestra Madre Inmaculada Intercesora, mi Purísima. Con San José y en Comunión con todos los Santos.
Que Así Sea. Damos Gracias. Amén.
Amén.














El exégeta del siglo XXI.

sábado, 28 de marzo de 2015

Del Primer Cuaderno titulado La Divina Misericordia En mi Alma de Santa Faustina Kowalska, apenas el comienzo...



PRIMER CUADERNO



La Divina Misericordia
En mi Alma


DIARIO



Sor Faustina
  
              
   (1)*

1        Oh Amor Eterno, mandas pintar Tu Santa Imagen (1) y nos revelas la fuente inconcebible de la misericordia.  Bendices a quien se acerca a Tus rayos,
Y el alma negra se convierte en nieve.

   Oh dulce Jesús, aquí (2) has establecido el trono de
   Tu misericordia
   Para dar alegría y ayudar al pecador,
   De Tu Corazón abierto, como de un manantial puro,
   Fluye el consuelo para el alma y el corazón contrito.

Que el honor y la gloria para esta imagen
No dejen de fluir de las almas de los hombres,
Que cada corazón glorifique la Divina Misericordia
Ahora y por los siglos de los siglos y en cada hora.

Oh, Dios mío

2        Cuando miro hacia el futuro, me atemorizo,
Pero ¿por qué sumergirse en el futuro?
Para mi solamente el momento actual es de gran valor,
Ya que quizá el futuro nunca llegue a mi alma.

El tiempo que ha pasado no está en mi poder.
Cambiar, corregir o agregar,
No pudo hacerlo ningún sabio ni profeta,
Así que debo confiar a Dios lo que pertenece al pasado.

Oh momento actual, tú me perteneces por completo,
 Deseo aprovecharte cuanto pueda,
 Y aunque soy débil y pequeña,
 Me concedes la gracia de tu omnipotencia.
         
        Por eso, confiando en Tu misericordia,
        Camino por la vida como un niño pequeño
        Y cada día Te ofrezco mi corazón
        Inflamado del amor por Tu mayor gloria. 


______________________________________________________________________

* La cifra árabe entre paréntesis ( ) localizada al principio o dentro del texto, indica la pagina correspondiente en el manuscrito del Diario.  Por otra parte las palabras entre paréntesis cuadrado [] han sido agregadas por la Editorial para aclarar pasajes del texto.
Las cifras que se encuentran al margen del texto del Diario permiten al lector encontrar diferentes temas en el índice de temas, personas y localidades.



(2)                                                                   +
JMJ
          3                                                           Dios y las almas
                                                   Oh, Rey de Misericordia, guía mi alma.
                                                                       Sor M. Faustina
                                                              Del Santísimo Sacramento
    Vilna, 28 VII 1934

      4    Oh Jesús mío, por la confianza en Ti
      Trenzo miles de coronas y sé
      Que todas florecerán
      Y sé que florecerán cuando las
       Ilumine el Sol Divino.

                    + Oh gran y Divino Sacramento
                     Que ocultas a mi Dios
                     Jesús acompáñame en cada momento,
                     Y ningún temor invadirá mi corazón.

(3) +                                                                                                                             Vilna, 28 VII 1934
    JMJ                                                                                                                  + Primer cuaderno


Dios y las almas

5        Seas adorada, oh Santísima Trinidad, ahora y siempre, Seas alabada en todas Tus      
Obras y en todas Tus criaturas.  Que la grandeza de Tu misericordia, oh Dios, sea
Admirada y glorificada.

6        Debo tomar nota [3] de los encuentros de mi alma Contigo, oh Dios, en los momentos particulares de Tus visitas.  Debo escribir de Ti, oh Inconcebible en la misericordia hacia mi pobre alma.  Tu santa voluntad es la vida de mi alma.  He recibido este mandato de quien Te sustituye para mi, oh Dios, aquí en la tierra y que me enseña Tu santa voluntad:  Jesús Tu ves que difícil es para mí escribir, y que no sé describir claramente lo que siento en el alma.  Oh Dios, ¿puede la pluma describir cosas para las cuales, a veces, no hay palabras?  Pero me mandas escribir, oh Dios, esto me basta.

Varsovia, 1 VIII 1925

Ingreso al convento

7        Desde los siete años sentía la suprema llamada de Dios, la gracia de la vocación a la vida consagrada.  A los siete años por primera vez oí la voz de Dios en mi alma, es decir, la invitación a una vida más perfecta.  Sin embargo, no siempre obedecí la voz de la gracia.  No encontré a nadie quien me aclarase esas cosas.

8    El decimoctavo año de mi vida, insistente pedido a mis padres el permiso para entrar                         
                  en un convento; una categórica negativa de los padres.  Después de esa negativa me
                  entregué a las vanidades de la vida [4] sin hacer caso alguno a la voz de la gracia,
                   aunque  mi alma (4) en nada encontraba satisfacción.  Las continuas llamadas de la
                   gracia  eran para mi un gran tormento, sin embargo intenté apagarlas con 
                   distracciones.  Evitaba a Dios dentro de mi y con toda mi alma me inclinaba hacia
                   las criaturas.  Pero la gracia divina venció en mi alma.

9        Una vez, junto con una de mis hermanas fuimos a un baile [5].  Cuando todos se
Divertían mucho, mi alma sufría [tormentos] interiores.  En el momento en que empecé a bailar, de repente  vi  a Jesús junto a mí.  A Jesús martirizado, despojado de
Sus vestiduras, cubierto de heridas, diciéndome esas palabras:   ¿Hasta cuándo Me harás sufrir, hasta cuándo Me engañaras?   En aquel momento dejaron de sonar los alegres tonos de la música, desapareció de mis ojos la compañía en que me encontraba, nos quedamos Jesús y yo.  Me senté junto a mi querida hermana, disimulando lo que ocurrió en mi alma con un dolor de cabeza.  Un momento después abandoné discretamente a la compañía y a mi hermana y fui a la catedral de San Estanislao Kostka.  Estaba anocheciendo, había poca gente en la catedral.  Sin hacer caso a lo que pasaba alrededor, me postré en cruz delante del Santísimo Sacramento, y pedí al Señor que se dignara hacerme conocer qué había de hacer en adelante.

 10    Entonces oí esas palabras:   Ve inmediatamente a Varsovia, allí entrarás en un   
         convento.   Me levanté de la oración, fui a casa y solucioné las cosas necesarias. 
         Como pude, le confesé a mi hermana lo que había ocurrido en mi alma, le dije que me
         despidiera de mis padres, y con un solo vestido, sin nada más, llegué a Varsovia.

11    Cuando bajé del tren y vi que cada uno se fue por su camino, me entró miedo:  ¿Qué

hacer?  ¿A dónde dirigirme, si no conocía a nadie?  Y dije a la Madre de Dios:  María, dirígeme, guíame.  Inmediatamente oí en el alma estas palabras:  que saliera de la ciudad a una aldea [6] donde pasaría una noche tranquila.  Así lo hice y encontré todo tal y como la Madre de Dios me había dicho.

       









     

       El exégeta el siglo XXI.

jueves, 26 de marzo de 2015

Dijo Jesús a Santa Faustina... -47, 48-



Del Diario de Santa Faustina Kowalska


47    Al anochecer, estando en mi celda, vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca.  Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho.  De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido.  En silencio, atentamente miraba al Señor, mi alma estaba llena del temor, pero también de una gran alegría.  Después de un momento, Jesús me dijo:  Pinta una imagen según el modelo que vez, y firma*: Jesús, en Ti confío.  Deseo que esta imagen sea venerada primero en su capilla y [luego] en el mundo entero.



48    Prometo que el alma que venera esta imagen no perecerá.  También prometo, ya aquí en la tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerte.  Yo Mismo la defenderé como Mi gloria.













   
   El exégeta del siglo XXI

martes, 24 de marzo de 2015

¿Cómo acercarse al Silencio de Dios?



Podés leer la nota completa haciendo click aquí:

¿Cómo acercarse al ‘Silencio de Dios’?, reflexiona el Papa Francisco

VATICANO, 23 Mar. 15 / 12:17 pm (ACI/EWTN Noticias).- “Piensen en los grandes silencios de la Biblia”, invitó el Papa Francisco a fieles reunidos en el paseo marítimo de Caracciolo durante la última etapa de su visita a Nápoles (Italia), al momento de recordar que Dios es el Dios de las palabras, de los gestos y también de los silencios.


El Pontífice hizo esta reflexión al responder a la pregunta de una joven que quería saber cómo interpretar el silencio de Dios frente a las dificultades y la corrupción, y cómo responder a ellos dando signos de esperanza.

“Dios, nuestro Dios es un Dios de las palabras, es un Dios de los gestos, es un Dios de los silencios”, explicó el Papa Francisco.


“El Dios de las palabras sabemos cómo es porque en la Biblia están las palabras de Dios: Dios nos habla, nos busca. El Dios de los gestos es el Dios que va...Y después está el Dios del silencio. Piensen en los grandes silencios de la Biblia: por ejemplo, el silencio en el corazón de Abraham cuando iba a ofrecer en sacrificio a su hijo”

 “Pero el silencio más grande de Dios fue la Cruz: Jesús sintió el silencio del Padre hasta definirlo 'abandono'...Y después ocurrió aquel milagro divino, aquella palabra, aquel gesto grandioso que fue la Resurrección”, afirmó.

El Santo Padre indicó a los fieles que “nuestro Dios es también el Dios de los silencios y hay silencios de Dios que no pueden explicarse si no se mira al Crucifijo. Por ejemplo ¿por qué sufren los niños? ¿Dónde hay una palabra de Dios que explique porqué sufren los niños? Ese es uno de los grandes silencios de Dios”.

“Y no digo que el silencio de Dios se pueda 'entender', pero podemos acercarnos a los silencios de Dios mirando al Cristo crucificado, al Cristo abandonado desde el Monte de los Olivos hasta la Cruz...”, añadió.

“Pero ‘Dios nos ha creado para ser felices’...Sí, es verdad”, aseguró el Papa, “pero tantas veces calla. Es verdad. Y yo no puedo engañarte diciendo: ‘No, tú ten fe y todo te irá bien, serás feliz, tendrás suerte, tendrás dinero...No, nuestro Dios está también en el silencio”.

Fuente,
https://www.aciprensa.com/noticias/como-acercarse-al-silencio-de-dios-reflexiona-el-papa-francisco-14806/


El exégeta del siglo XXI


sábado, 21 de marzo de 2015

Oramos la Coronilla de las 3 de la tarde a Jesús Misericordioso.


La Coronilla de la Misericordia


A las 3 de la tarde Nos ponemos en la presencia del Señor y decimos:

Padre Celestial
nos ponemos en Tu Santa Presencia,
Por la señal de la Santa Cruz,
De nuestros enemigos,
líbranos Señor, Dios nuestro"

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.


Oramos,
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea Tu nombre, venga a nosotros Tu reino. Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy y perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden. No nos dejes caer en la tentación, líbranos del mal. Amén.


Dios te salve María, llena eres de Gracia, el Señor És contigo. Bendita Tu eres entre todas las mujeres y bendito És el fruto de Tu vientre Jesús. Santa María madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora den nuestra muerte. Amén.


Creo en Dios Padre Todopoderoso y en Jesucristo Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por Obra y Gracia del Espíritu Santo. Nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato. Fue crucificado, muerto y sepultado. Descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los Cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurreccción de la carne, la Vida Eterna. Amén. 


Luego rezamos la Coronilla que Jesús le dijo a Santa Faustina Kowalska que rezara y que rezáramos todos acercándonos a Él para recibir Su Infinita Misericordia. 


1 vez decimos,
¡Oh, Dios mío!
Te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Tu amadísimo Hijo nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.


10 veces decimos,
01, Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
02, Por Su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
03, Por Su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
04, Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
05, Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
06, Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
07, Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
08, Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
09, Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
10, Por su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.


3 veces decimos,
01, Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten Piedad de nosotros y del mundo entero.
02, Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten Piedad de nosotros y del mundo entero.
03, Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten Piedad de nosotros y del mundo entero.


1 vez decimos,
¡Oh, Sangre y Agua que brotaron del Corazón de Jesús, como un Manantial de Misericordia para nosotros, en Vos Confío!

















El Exégeta del Siglo XXI



martes, 17 de marzo de 2015

Marcos 10, 42-52. 11, 20-26



Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos

Capítulo 10

42 Jesús los llamó y les dijo: «Ustedes saben que aquellos a quienes se considera gobernantes, dominan a las naciones como si fueran sus dueños, y los poderosos les hacen sentir su autoridad.

Todos los gobernantes del mundo están muy ocupados para leer el evangelio pero les aseguro que en el de Marcos, capítulo 10 versículo 42 dice lo que está escrito ahí arriba.

No está escrito ayer. Fue dicho hace dos mil años por el Hijo de Dios.

43 Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes;
44 y el que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos.
45 Porque el mismo Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud».

La palabra servir tiene mala prensa en nuestro tiempo. En general uno busca alcanzar del mundo honores, gloria, ser admirado, servido y consideramos esto como algo que nos hace sentir bien.

Cualquier persona puede sentir esto sin ser rico porque en la cuadra, la vereda o el lugar que sea podemos ver a dos o más -no importa el número-, y uno quiere ser el jefe. quiere ser admirado, obedecido y/o seguido. 

Alguien quiere mandar, no importa si es una banda de ladrones, el ejército de un país, un rico empresario, un cantante, un artista o si es entre ricos o entre pobres porque en todos lados hay gente que quiere mandar, ser servida, obedecida. 

Jesús dice que eso es justo lo que debemos evitar desear. Él nos dice que debemos someternos voluntariamente y servir al otro -a todos los otros sin distinción-, como si fuese a Dios mismo a quien estamos sirviendo y servir haciendo el bien, servir amando.


46 Después llegaron a Jericó. Cuando Jesús salía de allí, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud, el hijo de Timeo –Bartimeo, un mendigo ciego-, estaba sentado junto al camino.
47 Al enterarse de que pasaba Jesús, el Nazareno, se puso a gritar: « ¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!».
48 Muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba más fuerte: « ¡Hijo de David, ten piedad de mí!».
49 Jesús se detuvo y dijo: «Llámenlo». Entonces llamaron al ciego y le dijeron: « ¡Animo, levántate! El te llama».
50 Y el ciego, arrojando su manto, se puso de pie de un salto y fue hacia él.
51 Jesús le preguntó: « ¿Qué quieres que haga por ti? El le respondió: «Maestro, que yo pueda ver».
52 Jesús le dijo: «Vete, tu fe te ha salvado». En seguida comenzó a ver y lo siguió por el camino.

Un mendigo ciego sentado al costado del camino.
Le dicen que se calle. 
Esta es nuestra actitud.
Cuando nos toca ser como el mendigo muchas personas nos menosprecian. 
Nuestros semejantes nos dan la espalda y nos destratan. 
Cuando somos los que seguimos a gente importante y vemos a alguien que molesta vamos para hacer respetar al jefe o al poderoso y quizá sin ser muy conscientes destratamos a cualquiera con tal que el poderoso de turno nos tenga en cuenta y felicite. Jesús nos dice que ese es un camino errado.


Capítulo 11

20 A la mañana siguiente, al pasar otra vez, vieron que la higuera se había secado de raíz.
21 Pedro, acordándose, dijo a Jesús: «Maestro, la higuera que has maldecido se ha secado».
22 Jesús respondió: «Tengan fe en Dios.


Además del simbolismo, Jesús vino para servir y sirve; nos enseña que le sucede al que vino para servir y solo se sirve a si mismo.


23 Porque yo les aseguro que si alguien dice a esta montaña: «Retírate de ahí y arrójate al mar», sin vacilar en su interior, sino creyendo que sucederá lo que dice, lo conseguirá.
24 Por eso les digo: Cuando pidan algo en la oración, crean que ya lo tienen y lo conseguirán.

Si hacemos la voluntad del Padre Celestial todo se realiza.


25 Y cuando ustedes se pongan de pie para orar, si tienen algo en contra de alguien, perdónenlo, y el Padre que está en el cielo les perdonará también sus faltas».

26 (Pero si no perdonan, tampoco el Padre que está en el cielo los perdonará a ustedes)

La llave es el amor, o sea: el servicio, la oración, la fe y el perdón.


Fuimos llamados a ser Sus hijos.


Nos dió a Su Madre e hizo Sus hermanos.


Somos una sola carne con Jesús


Él nos llama en nuestra unidad con Él, Su Esposa.


El exégeta del siglo XXI

jueves, 5 de marzo de 2015

Hace dos mil años



Hace dos mil años Dios envió a Su hijo

Como era Dios también tuvo que hacer un milagro transformando a Su hijo en persona de carne y hueso como vos y como yo.

Y lo hizo nacer haciendo que una señorita comprometida pero no casada -virgen-, quedase embarazada y avisándole a su futuro esposo que era obra Suya todo el milagro, que esté tranquilo y confiara en ella. Y él hombre se casó.

La familia era humilde. El padre trabajador y decente. La madre administradora de la casa y muy servicial, amorosa y amable.

Jesús -ese es Su nombre-, vivió emociones, sentimientos, pensamientos, placer y dolor físico, hambre, sed, sueño, etc. Como vos y como yo. Pero sin pecado y consciente de que era el Hijo de Dios.

Aceptó y realizó la Voluntad del Padre Celestial y lo Glorificó aceptando La Pasión y Muerte en la Santa Cruz. Así cuando todo estuvo cumplido, nos salvó de la muerte y nos regaló ser hijos de Dios, hermanos suyos y junto con esto la vida eterna.


Dios lo Glorificó a Él haciéndolo resucitar al tercer día y luego recibiéndolo en El Cielo quedando a Su derecha en un trono eterno.


Nos envió desde El Cielo el Espíritu Santo.
Nos cuida, bendice, guía y protege.
Nos ayuda a permanecer fieles y a hacer la Voluntad del Padre Celestial.


Que Dios Padre Celestial nos perdone, redima, renueve en Su Misericordia, cure, sane y lleve al Reino de los Cielos y Su Justicia y que lo demás se de por añadidura. Que nosotros hagamos Su Santa Voluntad. En el Santo nombre de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios vivo, gracias, así sea, amén.






Con María Santísima que intercede ante Él por nosotros y ayuda, vamos realizando El Camino juntos. Amén.














El exégeta del siglo XXI