martes, 11 de agosto de 2015

Diario de Santa Faustina Kowalska, 861-869



+ Propósitos para el año 1937, día 1, mes I

861     Propósito particular: continuar con lo mismo, es decir, unirme a Cristo misericordioso, o sea ¿qué haría Cristo en ese o en aquel caso?, y con el espíritu abrazar el mundo entero, especialmente Rusia y España.

Propósitos generales

I.  Rigurosa observancia del silencio, el recogimiento interior.

            II.  En cada hermana ver la imagen de Dios y de este estimulo debe provenir todo el amor al prójimo.

            III.  En cada momento de la vida cumplir fielmente la voluntad de Dios y vivir de ella.

            IV.  Rendir cuentas fielmente de todo al director espiritual y no emprender nada de importante sin acordarlo con él.  Trataré de revelar claramente los mas secretos rincones de mi alma delante de él, recordando (239) que trato con Dios Mismo, pero como sustituto está solamente un hombre, por lo tanto todos los días debo pedir la luz para él.

            V.  En el examen de conciencia de la noche preguntarme:  ¿Y si me llamara hoy mismo?

            VI.  No buscar a Dios, lejos, sino que en mi propio interior tratar con Él cara a cara.

            VII.  En los sufrimientos y en las tribulaciones acudir al tabernáculo y quedar en silencio.

            VIII.  Unir todos los sufrimientos, las plegarias, los trabajos, las mortificaciones a los meritos de Jesús a fin de implorar misericordia por el mundo.
           
            IX.  Los momentos libres, aunque breves, aprovecharlos para rogar por los agonizantes.

            X.  Que no haya ni un día en mi vida, en el que no recomiende fervorosamente la obra de nuestra Congregación.  Nunca hacer caso a la consideración humana.

            XI.  No tener familiaridad con nadie.  Con las alumnas, firmeza benévola, paciencia sin limites, castigarlas severamente pero con un castigo de este tipo: plegaria y sacrificio de mi misma; la fuerza que hay en el anonadarme por ellas es para (240) ellas un continuo remordimiento de conciencia y se ablandan sus corazones obstinados.

            XII.  La presencia de Dios es el fundamente de todas mis acciones y mis palabras y mis pensamientos.

            XIII.  Aprovechar toda ayuda espiritual.  Poner siempre el amor propio en su debido lugar, es decir, en el último.  Hacer los ejercicios espirituales como si los hiciera por última vez en la vida; de la misma manera cumplir todos mis deberes.

862     2 I [1937].  El nombre de Jesús.  Oh, qué grande es Tu nombre, oh Señor, es la fortaleza de mi alma.  Cuando las fuerzas faltan y las tinieblas se agolpan en el alma, entonces Tu nombre es el sol cuyos rayos iluminan, pero también calientan y el alma bajo su influencia se vuelve bella e irradia el resplandor de Tu nombre.  Cuando oigo el dulcísimo nombre de Jesús, mi corazón late con mas fuerza y hay momentos en que oyendo el nombre de Jesús, caigo desvanecida.  Mi espíritu se lanza hacia Él.

863     (241) Este día es para mi especialmente importante, este día he ido por primera vez a hacer pintar la imagen [277]; este día por primera vez, la Divina Misericordia ha sido honrada exteriormente de manera particular; a pesar de ser conocida desde hace mucho, pero ahora en la forma deseado por el Señor.  Este día del dulcísimo nombre de Jesús me recuerda muchas gracias particulares.


864     3 I.  Hoy me visitó la Madre Superiora de la comunidad que atiende el hospital, con una de sus hermanas [278].  Un largo momento hemos hablado de cosas espirituales.  Me di cuenta de que era una gran asceta, por eso nuestra conversación fue agradable a Dios.

Hoy ha venido a verme una señorita; me he dado cuenta de que sufría, no tanto del cuerpo, como del alma.  La he confortado como he podido, pero mis palabras de consuelo no han sido suficientes.  Era una pobre huérfana que tenia el alma inmersa en la amargura y en el dolor.  Ha desnudado su alma delante de mi y me ha revelado todo; he comprendido (242) que en ese caso las palabras de simple consuelo eran insuficientes.  He rogado ardientemente al Señor por aquella alma y he ofrecido a Dios mi alegría, para que se la dé a ella y a mi me quite toda sensación de gozo.  Y el Señor ha escuchado mi plegaria; a mi me ha quedado el alivio de que ella ha sido consolada.

865     Adoración.  El primer domingo.  Durante la adoración fui tan apremiada a obrar [279] que rompí a llorar y dije al Señor: Jesús, no me apresures, sino que inspira a aquellos de los cuales sabes que retrasan esta obra.  Y oí estas palabras: Hija Mía, quédate tranquila, ya dentro de poco.

866     Durante las vísperas oí estas palabras: Hija Mía, deseo descansar en tu corazón, ya que muchas almas Me han arrojado hoy de su corazón, he experimentado una tristeza mortal.  Traté de consolar al Señor ofreciéndole mil veces mi amor, sentí en el alma la repugnancia por el pecado.

867     (243) + Mi corazón bebe una continua amargura, porque anhelo ir a Ti, Señor, a la plenitud de la vida.  Oh Jesús, qué horrible desierto me parece esta vida, en esta tierra no hay alimento para mi corazón y mi alma, sufro nostalgia por Ti, oh Señor.  Me has dejado, oh Señor, la Santa Hostia, pero ella incendia aun más el anhelo de mi alma por Ti, Dios eterno y Creador mío.  Oh Jesús, deseo unirme a Ti, escucha los suspiros de Tu esposa.  Oh, cuánto sufro por no poder unirme todavía a Ti, pero que se haga según Tus deseos.

868     5 I 1937.  Esta noche he visto a cierto sacerdote que estaba necesitado de oración por cierta causa.  He rogado con fervor porque esta causa es también muy querida a mi corazón.  Te agradezco, Jesús, por Tu bondad.


869     ¡Oh Jesús de la misericordia!  Abraza al mundo entero y estréchame a Tu Corazón…. Permite a mi alma, oh Señor, descansar en el mar de Tu misericordia insondable.

























El exégeta del siglo XXI.

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