jueves, 6 de agosto de 2015

Diario de Santa Faustina Kowalska, 155-165



155     (74) + Desde hace algún tiempo me sucede sentir en el alma cuando alguien reza por mi, lo siento inmediatamente en el alma; y en cambio cuando algún alma me pide la oración, aunque no me lo diga, yo lo siento igualmente en el alma. Lo siento como una inquietud, como si alguien me llamara; cuando rezo, obtengo la paz.

156     Una vez deseaba mucho acercarme a la Santa Comunión, pero tenia cierta duda y no me acerqué. Sufrí terriblemente a causa de ello. Me parecía que el corazón se me reventaría del dolor. Cuando me dedique a mis tareas, con el corazón lleno de amargura, de repente Jesús, se puso a mi lado y me dijo: Hija Mía, no dejes la Santa Comunión, a no ser que sepas bien de haber caído gravemente, fuera de esto no te detengan ningunas dudas en unirte a Mi en Mi misterio de amor. Tus pequeños defectos desaparecerán en Mi amor como una pajita arrojada a un gran fuego. Debes saber que Me entristeces mucho, cuando no Me recibes en la Santa Comunión.

157      + Por la noche, al entrar en la pequeña capilla, oí en el alma estas palabras: Hija Mía, considera estas palabras: y sumido en la angustia, oraba más tiempo. Cuando empecé a reflexionar mas profundamente sobre ellas, mucha luz me ilumino que de tal fatigosa oración depende a veces nuestra salvación.

158     +  Cuando fui a Kiekrz [87], para sustituir algún tiempo a una de las hermanas [88], una tarde atravesé la huerta y me detuve a la orilla del lago, y durante un largo momento me quedé pensando en aquel elemento de la naturaleza. De repente vi a mi lado al Señor Jesús que me dijo amablemente: Lo he creado todo para ti, esposa Mía, y has de saber que todas las bellezas son nada en comparación con lo que te he preparado en la eternidad.  Mi alma fue inundada de un consuelo tan grande que me quedé allí hasta la noche y me pareció que estuve un breve instante.  Aquel día lo tenia libre, destinado al retiro espiritual de un día [89], (75) pues tenia plena libertad para dedicarme a la oración. Oh, que infinitamente bueno es Dios, nos persigue con su bondad. Con mucha frecuencia el Señor me concede las mayores gracias cuando yo no las espero en absoluto.

159     + Oh, Hostia Santa, Tú estás encerrada para mi
en un cáliz de oro,
para que en la grande selva del exilio
yo camine pura, inmaculada, intacta,
y que lo haga el poder de Tu amor.

Oh, Hostia Santa, habita en mi alma,
Purísimo Amor de mi corazón;
Que Tu luz disipe las tinieblas;
Tú no niegas la gracia a un corazón humilde.

Hostia Santa, Delicia del Paraíso,
Aunque ocultas Tu belleza
y Te presentas a mí en una miga de pan
la fuerte fe desgarra este velo.

160  + El día de la cruzada [90] que es el quinto día de cada mes, cayó en el primer viernes.
Hoy es mi día para estar de guardia delante de Jesús. En este día mío, mi tarea es compensar al Señor por todos los insultos y faltas de respeto, rogar para que en este día no se cometa ningún sacrilegio. En aquel día mi espíritu estaba inflamado de un amor singular hacia la Eucaristía. Me parecía que estaba transformada en el ardor.  Cuando, para tomar la Santa Comunión, me acerqué al sacerdote que me daba a Jesús, otra Hostia se pego a la manga y yo no sabia cual tomar. Cuando estaba deliberando así un momento, el sacerdote impaciente, hizo una señal con la mano para que la tomara. Cuando tomé la Hostia que me entregaba, la otra me cayó en las manos. El sacerdote fue al final del comulgatorio para distribuir la Santa Comunión y yo tuve al Señor Jesús en las manos durante todo ese tiempo. Cuando el sacerdote se acercó otra vez, le di la Hostia para que la pusiera en el cáliz, porque en el primer momento, al haber recibido a Jesús, no pude decir que la otra había caído solo después de haberla pasado. Cuando tenía la Hostia (76) en las manos, sentí tanta fortaleza del amor que durante el día entero no pude comer nada, ni recobrar el conocimiento. De la Hostia oí estas palabras: Deseaba descansar en tus manos, no solamente en tu corazón, y de repente en aquel momento vi al Niño Jesús.  Pero al acercarse el sacerdote, otra vez vi la Hostia.


161 Oh Maria, Virgen Inmaculada,
 Puro cristal para mi corazón,
 Tú eres mi fuerza, oh ancla poderosa, 
 Tú eres el escudo y la defensa para el corazón débil.

Oh Maria, Tú eres pura e incomparable,
Virgen y Madre a la vez
Tú eres bella como el sol, sin mancha alguna,
Nada se puede comparar con la imagen de Tu alma

Tu belleza encantó el ojo del tres veces Santo,
Y bajó del cielo, abandonando el trono de la sede eterna,
Y tomó el cuerpo y la sangre de Tu Corazón,
Durante nueve meses escondiéndose en el Corazón de la Virgen

Oh Madre, Virgen, nadie comprenderá,
Que el inmenso Dios se hace hombre,
Sólo por amor y por su insondable misericordia,
A través de Ti, oh Madre, viviremos con Él eternamente.

Oh Maria, Virgen Madre y Puerta Celestial,
A través de Ti nos ha llegado la salvación
Todas las gracias brotan para nosotros
a través de Tus manos
Y me santificara solamente un fiel seguimiento de Ti.

Oh Maria, Virgen, Azucena mas bella,
Tu corazón fue el primer tabernáculo para Jesús en la tierra,
Y por eso porque Tu humildad fue la más profunda,
Y por eso fuiste elevada por encima de los coros de los ángeles y de los santos.

Oh Maria, dulce Madre mía,
Te entrego el alma, el cuerpo y mi pobre corazón,
Sé [tú] la custodia de mi vida,
Y especialmente en la hora de la muerte,
En el último combate.         

162     (77) JMJ.  Jesús, en Ti confío.  Año 1937, mes I, día 1

Anotación para el control interior del alma. Examen particular – unirme a Cristo misericordioso.  Práctica: el silencio interior, estricta observancia del silencio.

La conciencia

Enero                         Dios y el alma, silencio.
                                   Victorias   -   41, caídas   -  4.
                                    Jaculatoria:     Y Jesús callaba.

Febrero                     Dios y el alma, silencio.
                                   Victorias   -   36, caídas   -   3
                                   Jaculatoria: Jesús, en Ti confío.

Marzo                        Dios y el alma, silencio.
                                   Victorias   -   51, caídas   -   2.
                                   Jaculatoria: Jesús, incendia mi corazón con amor.

Abril                           Dios y el alma, silencio.
                                   Victorias    -   61, caídas   -   4.
                                   Jaculatoria: Con Dios lo puedo todo.

Mayo                         Dios y el alma, silencio.
                                   Victorias   - 92, caídas -   3.
                                   Jaculatoria: En su Nombre está mi fuerza.

Junio                          Dios y el alma, silencio.
                                   Victorias   -   64, caídas   -   1
                                   Jaculatoria: Todo para Jesús.

Julio                           Dios y el alma, silencio.
                                   Victorias   -    62, caídas   -   8
                                   Jaculatoria: Jesús, descansa en mi corazón.

Agosto                       Dios y el alma, silencio.
                                   Victorias   -    88, caídas   -    7
                                   Jaculatoria: Jesús, Tú sabes….


Septiembre               Dios y el alma, silencio.
                                    Victorias – 99, caídas 1
                                    Jaculatoria: Jesús, escóndeme en Tu Corazón.

Octubre                     Dios y el alma, silencio.
                                    Victorias – 41, caídas – 3
                                    Jaculatoria: Maria, úneme a Jesús.
                                   [Aquí viene otra anotación – retiro].

Noviembre                Dios y el alma, silencio.  Victorias, caídas.
                                    Jaculatoria: Oh Jesús mío, misericordia.

Diciembre                 Dios y el alma, silencio.  Victorias, caídas.
                                   Jaculatoria: Te saludo, Hostia viviente.

163 (78) JMJ               Año 1937


Ejercicio general

+ Cuantas veces respira mi pecho, cuantas veces late mi corazón, cuantas veces pulsa la sangre en mi cuerpo, esa cantidad por mil, es el número de veces que deseo glorificar Tu misericordia, oh Santísima Trinidad.

+ Deseo transformarme toda en Tu misericordia y ser un vivo reflejo de Ti, oh Señor.  Que este más grande atributo de Dios, es decir su insondable misericordia, pase a través de mi corazón al prójimo.

Ayúdame, oh Señor, a que mis ojos sean misericordiosos, para que yo jamás recele o juzgue según las apariencias, sino que busque lo bello en el alma de mi prójimo y acuda a ayudarla.

Ayúdame a que mis oídos sean misericordiosos para que tome en cuenta las necesidades de mi prójimo y no sea indiferente a sus penas y gemidos.

Ayúdame, oh Señor, a que mi lengua sea misericordiosa para que jamás hable negativamente de mis prójimos sino que tenga una palabra de consuelo y perdón para todos.

Ayúdame, oh Señor, a que mis manos sean misericordiosas y llenas de buenas obras para que sepa hacer sólo el bien a mi prójimo y cargue sobre mí las tareas más difíciles y más penosas.

Ayúdame a que mis pies sean misericordiosos para que siempre me apresure a socorrer a mi prójimo, dominando mi propia fatiga y mi cansancio. Mi reposo verdadero está en el servicio a mi prójimo.

Ayúdame, oh Señor, a que mi corazón sea misericordioso para que yo sienta todos los sufrimientos de mi prójimo.  A nadie le rehusaré mi corazón. Seré sincera incluso con aquellos de los cuales sé que abusarán de mi bondad. Y yo misma me encerrare en el misericordiosísimo Corazón de Jesús. Soportaré mis propios sufrimientos en silencio.  Que tu misericordia, oh Señor mío, repose dentro de mí.

+ Tú Mismo me mandas ejercitar los tres grados de la misericordia. El primero: la obra de misericordia, de cualquier tipo que sea. El segundo: la palabra de misericordia; si no puedo llevar a cabo una obra de misericordia, ayudaré con mis palabras. El tercero: la oración.  Si no puedo mostrar misericordia por medio de obras o palabras, siempre puedo mostrarla por medio de la oración. Mi oración llega hasta donde físicamente no puedo llegar.

Oh Jesús mío, transfórmame en Ti, porque Tú puedes hacer todo.

[En este lugar hay cuatro páginas en blanco].

164  (83) + JMJ  Varsovia, año 1933

La probación antes de los votos perpetuos [91]

Cuando supe que debía salir a la probación, la alegría latió en mi corazón frente a la gracia tan inconcebible, como lo es el voto perpetuo. Fui donde estaba el Santísimo Sacramento y cuando me sumergí en una oración de gracias, oí en el alma estas palabras: Niña Mía, tú eres Mi deleite, tú eres la frescura de Mi Corazón.  Te concedo tantas gracias, cuantas puedes llevar. Siempre que quieras agradarme, habla al mundo de Mi gran e insondable misericordia.

165  Algunas semanas antes de que me anunciaran la probación, al haber entrado yo un momento en la capilla, Jesús me había dicho: En este momento las Superioras están anunciando cuales de las hermanas tendrán los votos perpetuos. No todas obtendrán esta gracia, pero son ellas mismas las que tienen la culpa. Quien no se beneficia de las gracias pequeñas, no recibirá las grandes. Pero a ti, niña Mía, esta gracia es concedida. Un asombro gozoso envolvió mi alma y eso porque unos días antes una de las hermanas me había dicho, usted hermana, no tendrá la tercera probación.  Yo misma procurare que usted no sea admitida a los votos. No había contestado a aquella hermana, pero eso fue muy desagradable para mí, sin embargo traté de esconder mi dolor, cuanto pude.


Oh, Jesús, que admirable es Tu obrar. Ahora veo que los hombres por si solos pueden muy poco, porque tuve la probación tal y como me había dicho Jesús.

























El exégeta del siglo XXI.

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