viernes, 3 de julio de 2015

De Santa Faustina Kowalska, su Diario y la Congregación de las Hermanas de la Divina Misericordia



Fuente,

El Santuario de la Divina Misericordia se encuentra en Mysliborz. Es la casa Matríz de la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso.

Al terminarse la Segunda Guerra Mundial, Lituania fue incorporada a la Unión Soviética. La gente fue desplazada forzosamente de Vilna a Polonia. Las hermanas de la Congregación fundada por el padre Sopocko también tuvieron que marcharse de Vilna. Tras muchos empeños, el 25 de agosto de 1947, el día de cumpleaños de la sor Faustina Kowalska, las hermanas empezaron la vida comunitaria en la parroquia de Mysliborz (Polonia). El lugar concedido por el padre Edmund Nowakowski, el administrador apostólico de Gorzow Wielkopolski. Las hermanas avisaron de este facto al p. Miguel Sopocko que, habiendo sido llamado por el arzobispo Jalbrzykowski, junto con el último transporte de los desplazados de Lituania, había venido a Polonia y estaba en Bialystok.

Padre Sopocko trabajó y cumplió el servicio pastoral en Bialystok hasta el final de su vida (durante unos 30 años). Al mismo tiempo estaba en contacto permanente con las hermanas de Mysliborz, velando sobre el desarrollo de la Congregación fundada. El 21 de agosto de 1955 en la ya legal Congregación, a la que se le había dado el nombre de Las Hermanas de Jesucristo Misericordioso Redentor, tuvieron lugar los primeros votos perpétuos. Los recibió el p. ínfulato Zygmunt Szelazek en la presencia del p. Miguel Sopocko. Así comenzó una nueva etapa en la historia de la Congregación.

El 6 de agosto de 1955 las hermanas se pusieron los hábitos monásticos.

Con motivo de la fiesta, el p. Jozef Andrasz, el confesor de sor Faustina en Cracovia, les envió a las hermanas felicitaciones y un fragmento del DIARIO de Santa sor Faustina sobre la nueva congregación. Hasta entonces ninguna de las hermanas había conocido su contenido, porque el DIARIO había estado guardado con las hermanas Magdalenas en Cracovia. En el DIARIO de Santa sor Faustina se encuentran las palabras de Jesucristo que definen la espiritualidad
y el destino de la nueva comunidad monástica:

“Dios exige que haya una Congregación, que proclame la Divina Misericordia y la implorase para el mundo” (Diario, 436).

“...vi al Señor Jesús de una belleza inexpresable. Me dijo que exige que esa Congregación sea fundada lo antes posible, “y tú vivirás en ella con tus compañera. Mi Espíritu será la regla de vuestra vida. Vuestra vida debe seguir Mi ejemplo, desde el pesebre hasta la muerte en la cruz. Penetra en Mis secretos y conocerás el abismo de Mi Misericordia para las criaturas y Mi bondad insondable, y la harás conocer ésta al mundo. A través de la oración intermediarás entre la tierra y el cielo” (Diario, 438).

“Tu intención y la de tus compañeras es unirse a Mí, lo más estrechamente posible a través del amor, reconciliarás la tierra con el cielo, mitigarás la justa cólera de Dios e impetrarás la misericordia para el mundo. Confío a tu cuidado dos perlas preciosas de Mi Corazón, que son las almas de los sacerdotes y las almas de los religiosos; por ellas rogarás de manera especial, la fuerza de ellas vendrá de vuestro anonadamiento” (Diario, 531).

“Deseo que haya tal Congregación...” (Diario, 437).

En 1973 -dos años antes de la muerte de su fundador, el p. Miguel Sopocko-, la Congregación recibió un nombre nuevo -más corto-, de las Hermanas de Jesús Misericordioso. Actualmente la Congregación lleva actividad apostólica intentando responder a las actuales necesidades de la Iglesia. Las hermanas de la Congregación difunden el culto a Jesús Misericordioso y con la fuerza de la oración, imploran la Misericordia Divina para el mundo entero en las 33 casas conventuales en Polonia y en el extranjero. Llevan, entre otros, un hospicio, una casa de la protección de la vida concebida, organizan retiros espirituales, catequizan. En cada casa de la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso todos los días se celebra la Hora de la muerte del Salvador, es La Hora de la Misericordia.

“En esta hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia” (Diario, 1572).
(Ver en la página http://www.misericordia-divina.com/zgromadzenie_hisz1a.htm La Hora de la Misericordia)

Las oraciones en honor a… se pueden solicitar por e-mail:

“Casi todo lo que sor Faustina había predicho acerca de la congregación, se cumplió con todos los detalles. Cuando en Vilna, el 16 de noviembre de 1944 recibía por la noche los votos privados de las seis primeras hermanas o, 3 años más tarde, vine a la primera casa de de esa congregación en Mysliborz, estuve asombrado cuánto todo se parecía a lo que me había dicho la difunta sor Faustina (...) Noté en la nave del altar una ventana con una vidriera un poco deteriorada, presentando la agonía de Jesús en la cruz. Lo miraba con alegría y estupefacción, ya que sor Faustina me había hablado de una iglesia y de una vidriera así”
(M. Sopocko, Memorias).

La iglesia de Santa Cruz en Mysliborz fue construida en 1905 -año de nacimiento de sor Faustina-, por obreros polacos siendo la única iglesia católica de la región, que en aquel tiempo pertenecía a Alemania.

La Casa Matriz de  la Congregación las Hermanas de Jesús Misericordioso en Mysliborz se encuentra en Polonia. El Santuario de la divina Misericordia es una Casa de Espiritualidad.

El 1 de agosto de 1993 durante la ceremonia solemne las reliquias de Santa sor Faustina fueron traídas al convento de Mysliborz por el arzobispo Marian Przykucki. Ese día la iglesia y el convento fueron ascendidos por su decreto al rango de Santuario de la Divina Misericordia.

La nueva casa de Congregación en Mysliborz es un edificio totalmente equipado que fue regalado por el señor Roman Kluska -un empresario polaco-, en el 2003 para una casa de formación conventual de las hermanas.

El 14 de febrero de 2004 en Mysliborz el padre arzobispo Zygmunt Kaminski bendijo la nueva casa de la Congregación y la capilla de JESÚS REY DE MISERICORDIA.

“Vi el convento de esta nueva Congregación. Una casa amplia y espaciosa, visité cada cuarto uno tras otro; vi que la Providencia Divina había provisto cada lugar de todo lo que era necesario” (Diario, 1154).

El 13 de mayo de 2008 la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso fue aprobada como el Instituto conventual según las leyes del Papa.


© La Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso




Del Diario de Santa Faustina Kowalska

2. La misión de Sor Faustina consiste, en resumen, en recordar una verdad de la fe, conocida desde siempre, pero olvidada, sobre el amor misericordioso de Dios al hombre y en transmitir nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, cuya práctica ha de llevar a la renovación religiosa en el espíritu de confianza y misericordia cristianas.

El Diario que Sor Faustina escribió durante los últimos 4 años de su vida por un claro mandato del Señor Jesús, es una forma de memorial, en el que la autora registraba, al corriente y en retrospectiva, sobre todo los “encuentros” de su alma con Dios.  Para sacar de estos apuntes la esencia de su misión, fue necesario un análisis científico. El mismo fue hecho por el conocido y destacado teólogo, Padre profesor Ignacy Rózycki. Su extenso análisis fue resumido en la disertación titulada “La Divina Misericordia. Líneas fundamentales de la devoción a la Divina Misericordia.” A la luz de este trabajo resulta que todas las publicaciones anteriores a él, dedicadas a la devoción a la Divina Misericordia transmitida por Sor Faustina, contienen solamente algunos elementos de esta devoción, acentuando a veces cuestiones sin importancia para ella. Por ejemplo, destacan la letanía o la novena, haciendo caso omiso a la Hora de la Misericordia. El mismo Padre Rózycki hace referencia a ese aspecto diciendo: “Antes de conocer las formas concretas de la devoción a la Divina Misericordia, cabe decir que no figuran entre ellas las conocidas y populares novenas ni letanías.”

La base para distinguir éstas y no otras oraciones o prácticas religiosas como nuevas  formas de culto a la Divina Misericordia, lo son las concretas promesas que el Señor Jesús prometió cumplir bajo la condición de confiar en la bondad de Dios y practicar misericordia para con el prójimo.  El Padre Rózycki distingue cinco formas de la devoción a la Divina Misericordia.

a. La imagen de Jesús Misericordioso. El esbozo de la imagen le fue revelado a Sor Faustina en la visión del 22 de febrero de 1931 en su celda del convento de Plock. “Al anochecer, estando yo en mi celda –escribe en el Diario-, vi  al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho.  De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. ( …)  Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en Ti confío (Diario 47). Quiero que esta imagen (…) sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia “(Diario, 49).

El contenido de la imagen se relaciona, pues, muy estrechamente con la liturgia de ese domingo. Ese día la Iglesia lee el Evangelio según San Juan sobre la aparición de Cristo resucitado en el Cenáculo y la institución del sacramento de la penitencia (Jn 20, 19-29).  Así, la imagen presenta al Salvador resucitado que trae la paz a la humanidad por medio del perdón de los pecados, a precio de su Pasión y muerte en la cruz. Los rayos de la Sangre y del Agua que brotan del Corazón (invisible en la imagen) traspasado por la lanza y las señales de los clavos, evocan los acontecimientos del Viernes Santo (Jn 19, 17-18, 33-37). Así pues, la imagen de Jesús Misericordioso une en sí estos dos actos evangélicos que hablan con la mayor claridad del amor de Dios al hombre.

Los elementos más característicos de esta imagen de Cristo son los rayos. El Señor Jesús, preguntado por lo que significaban, explicó: “El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas (….). Bienaventurado quien viva a la sombra  de ellos” (Diario, 299). Purifican el alma los sacramentos del bautismo y de la penitencia, mientras que la alimenta plenamente la Eucaristía. Entonces, ambos rayos significan los sacramentos y todas las gracias del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua y también la nueva alianza de Dios con el hombre contraída en la Sangre de Cristo.

A la imagen de Jesús Misericordioso se le da con frecuencia el nombre de imagen de la divina Misericordia.  Es justo porque la Misericordia de Dios hacia el hombre se reveló con la mayor plenitud en el misterio pascual de Cristo.

La imagen no presenta solamente la Misericordia de Dios, sino que también es una señal que ha de recordar el deber cristiano de confiar en Dios y amar activamente al prójimo. En la parte de abajo –según la voluntad de Cristo-, figura la firma: “Jesús, en Ti confío”. “Esta imagen ha de recordar las exigencias de Mi Misericordia, porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil” (Diario, 742).

Así comprendido el culto a la imagen, a saber, la actitud cristiana de confianza y misericordia, vinculó el Señor Jesús promesas especiales de: la salvación eterna, grandes progresos en el camino hacia la perfección cristiana, la gracia de una muerte feliz, y todas las demás gracias que le fueren pedidas con confianza. “Por medio de esta imagen colmare a las almas con muchas gracias.  Por eso quiero, que cada alma tenga acceso a ella” (Diario, 570).

b. La Fiesta de la Misericordia. De entre todas las formas de la devoción a la Divina Misericordia reveladas por Sor Faustina, ésta es la que tiene mayor importancia. El Señor Jesús habló por primera vez del establecimiento de esta Fiesta en Plock en 1931, cuando comunicó a Sor Faustina su deseo de que pintara la imagen: “Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen que pintarás con el pincel sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia” (Diario, 49).

La elección del primer domingo después de la Pascua de Resurrección para la Fiesta de la Misericordia, tiene su profundo sentido teológico e indica una estrecha relación entre el misterio pascual de redención y el misterio de la Divina Misericordia. Esta relación se ve subrayada aun mas por la novena de coronillas a la Divina Misericordia que antecede la Fiesta y que empieza el Viernes Santo.

La fiesta no es solamente un día de adoración especial de Dios en el misterio de la misericordia, sino también el tiempo en que Dios colma de gracias a todas las personas.  “Deseo –dijo el Señor Jesús-, que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores (Diario, 699). Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi Misericordia morirán para siempre” (Diario, 965).

Las promesas extraordinarias que el Señor Jesús vinculo a la Fiesta demuestran la grandeza de la misma. “Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida –dijo Cristo-, recibirá el perdón total de las culpas y de las penas” (Diario, 300). “Ese día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre aquellas almas que se acercan al manantial de Mi Misericordia;  (….)  que ningún alma tenga miedo de acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata” (Diario, 699).

Para poder recibir estos grandes dones hay que cumplir las condiciones de la devoción a la Divina Misericordia (confiar en la bondad de Dios y amar activamente al prójimo), estar en el estado de gracia santificante (después de confesarse), y recibir dignamente la Santa Comunión.
 “No encontrará alma ninguna la justificación –explicó Jesús-, hasta que no se dirija con confianza a Mi Misericordia y por eso el primer domingo después de la Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese día los sacerdotes deben hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita” (Diario, 570).

c. La coronilla a la Divina Misericordia. El Señor Jesús dictó esta oración a Sor Faustina entre el 13 y el 14 de septiembre de 1935 en Vilna, como una oración para aplacar la ira divina (vea el Diario, 474 – 476).

Las personas que rezan esta coronilla ofrecen a Dios Padre “el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad” de Jesucristo como propiciación de sus pecados, los pecados de sus familiares y los del mundo entero. Al unirse al sacrificio de Jesús, apelan a este amor con el que Dios Padre ama a Su Hijo y El a todas las personas.

En esta oración piden también “misericordia para nosotros y el mundo entero” haciendo, de este modo, un acto de misericordia. Agregando a ello una actitud de confianza y cumpliendo las condiciones que deben caracterizar cada oración buena (la humildad, la perseverancia, la sumisión a la voluntad de Dios), los fieles pueden esperar el cumplimiento de las promesas de Cristo que se refieren especialmente a la hora de la muerte: la gracia de la conversión y una muerte serena. Gozaran de estas gracias no solo las personas que recen esta coronilla, sino también los moribundos por cuya intención la recen otras personas. “Cuando la coronilla es rezada junto al agonizante –dijo el Señor Jesús-, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma” (Diario, 811). La promesa general es la siguiente: “Quienes recen esta coronilla, me complazco en darles todo lo que me pidan (Diario, 1541, (…….) si lo que me pidan esté conforme con Mi voluntad” (Diario, 1731). Todo lo que es contrario a la voluntad de Dios no es bueno para el hombre, particularmente para su felicidad eterna.

“Por el rezo de esta coronilla –dijo Jesús en otra ocasión–, Me acercas la humanidad (Diario, 929). A las almas que recen esta coronilla, Mi Misericordia las envolverá (…….) de vida y especialmente a la hora de la muerte” (Diario, 754).

d. La Hora de la Misericordia. En octubre de 1937, en unas circunstancias poco aclaradas por Sor Faustina, el Señor Jesús encomendó adorar la hora de su muerte: “Cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi Misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para cada alma” (Diario, 1572).

El Señor Jesús definió bastante claramente los propios modos de orar de esta forma de culto a la Divina Misericordia. “En esa hora –dijo a Sor Faustina–, procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que esta lleno de misericordia. Y si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante” (Diario, 1572).

El Padre Rózycki habla de tres condiciones para que sean escuchadas las oraciones de esa hora:

1.         La oración ha de ser dirigida a Jesús.
2.         Ha de ser rezada a las tres de la tarde.
3.         Ha de apelar a los valores y meritos de la Pasión del Señor.

“En esa hora –prometió Jesús-, puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás.  En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia”  (Diario, 1572).

e. La propagación de la devoción a la Divina Misericordia. Entre las formas de devoción a la Divina Misericordia, el Padre Rózycki distingue además la propagación de la devoción a la Divina Misericordia, porque con ella también se relacionan algunas promesas de Cristo. “A las almas que propagan la devoción a Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el Juez, sino el Salvador Misericordioso” (Diario, 1075).

La esencia del culto a la Divina Misericordia consiste en la actitud de confianza hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. El Señor Jesús exige que “sus criaturas confíen en El” (Diario, 1059) y hagan obras de misericordia: a  través de sus actos, sus palabras y su oración. “Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte” (Diario, 742). Cristo desea que sus devotos hagan al día por lo menos un acto de amor hacia el prójimo.
La propagación de la devoción a la Divina Misericordia no requiere necesariamente muchas palabras pero sí, siempre, una actitud cristiana de fe, de confianza en Dios, y el propósito de ser cada vez más misericordioso. Un ejemplo de tal apostolado lo dio Sor Faustina durante toda su vida.

f.  El culto a la Divina Misericordia tiene como fin renovar la vida religiosa en la Iglesia en el espíritu de confianza cristiana y misericordia. En este contexto hay que leer la idea de “la nueva Congregación” que encontramos en las páginas del Diario. En la mente de la propia Sor Faustina este deseo de Cristo maduró poco a poco, teniendo cierta evolución: de la orden estrictamente contemplativa al movimiento formado también por Congregaciones activas, masculinas y femeninas, así como por un amplio círculo de laicos en el mundo. Esta gran comunidad multinacional de personas constituye una sola familia unida por Dios en el misterio de su misericordia, por el deseo de reflejar este atributo de Dios en sus propios corazones y en sus obras y de reflejar su gloria en todas las almas. Es una comunidad de personas de diferentes estados y vocaciones que viven en el espíritu evangélico de confianza y misericordia, profesan y propagan con sus vidas y sus palabras el inabarcable misterio de la Divina Misericordia e imploran la Divina Misericordia para el mundo entero.

La misión de Sor Faustina tiene su profunda justificación en la Sagrada Escritura y en algunos documentos de la Iglesia. Corresponde plenamente a la encíclica Dives in misericordia del Santo Padre Juan Pablo II.

¡Para mayor gloria de la Divina Misericordia!

Cracovia – Lagiewniki - Sor Ma. Elzbieta Siepak
De la Congregación de las Hermanas

De la Madre de Dios de la Misericordia

























El exégeta del siglo XXI.

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