Fuente,
El Santuario de la Divina Misericordia se encuentra en Mysliborz. Es
la casa Matríz de la Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso.
Al terminarse la Segunda Guerra Mundial, Lituania fue incorporada a
la Unión Soviética. La gente fue desplazada forzosamente de Vilna a Polonia.
Las hermanas de la Congregación fundada por el padre Sopocko también tuvieron
que marcharse de Vilna. Tras muchos empeños, el 25 de agosto de 1947, el día de
cumpleaños de la sor Faustina Kowalska, las hermanas empezaron la vida
comunitaria en la parroquia de Mysliborz (Polonia). El lugar concedido por el
padre Edmund Nowakowski, el administrador apostólico de Gorzow Wielkopolski. Las
hermanas avisaron de este facto al p. Miguel Sopocko que, habiendo sido llamado
por el arzobispo Jalbrzykowski, junto con el último transporte de los desplazados
de Lituania, había venido a Polonia y estaba en Bialystok.
Padre Sopocko trabajó y cumplió el servicio pastoral en Bialystok
hasta el final de su vida (durante unos 30 años). Al mismo tiempo estaba en
contacto permanente con las hermanas de Mysliborz, velando sobre el desarrollo
de la Congregación fundada. El 21 de agosto de 1955 en la ya legal
Congregación, a la que se le había dado el nombre de Las Hermanas de Jesucristo
Misericordioso Redentor, tuvieron lugar los primeros votos perpétuos. Los
recibió el p. ínfulato Zygmunt Szelazek en la presencia del p. Miguel Sopocko.
Así comenzó una nueva etapa en la historia de la Congregación.
El 6 de agosto de 1955 las hermanas se pusieron los hábitos
monásticos.
Con motivo de la fiesta, el p. Jozef Andrasz, el confesor de sor
Faustina en Cracovia, les envió a las hermanas felicitaciones y un fragmento
del DIARIO de Santa sor Faustina sobre la nueva congregación. Hasta entonces
ninguna de las hermanas había conocido su contenido, porque el DIARIO había
estado guardado con las hermanas Magdalenas en Cracovia. En el DIARIO de Santa
sor Faustina se encuentran las palabras de Jesucristo que definen la
espiritualidad
y el destino de la nueva comunidad monástica:
“Dios exige que haya una Congregación, que proclame la Divina
Misericordia y la implorase para el mundo” (Diario, 436).
“...vi al Señor Jesús de una belleza inexpresable. Me dijo que
exige que esa Congregación sea fundada lo antes posible, “y tú vivirás en ella con tus compañera. Mi Espíritu será la regla de
vuestra vida. Vuestra vida debe seguir Mi ejemplo, desde el pesebre hasta la
muerte en la cruz. Penetra en Mis secretos y conocerás el abismo de Mi Misericordia
para las criaturas y Mi bondad insondable, y la harás conocer ésta al mundo. A
través de la oración intermediarás entre la tierra y el cielo” (Diario,
438).
“Tu intención y la de tus
compañeras es unirse a Mí, lo más estrechamente posible a través del amor,
reconciliarás la tierra con el cielo, mitigarás la justa cólera de Dios e
impetrarás la misericordia para el mundo. Confío a tu cuidado dos perlas
preciosas de Mi Corazón, que son las almas de los sacerdotes y las almas de los
religiosos; por ellas rogarás de manera especial, la fuerza de ellas vendrá de
vuestro anonadamiento”
(Diario, 531).
“Deseo que haya tal
Congregación...”
(Diario, 437).
En 1973 -dos años antes de la muerte de su fundador, el p. Miguel
Sopocko-, la Congregación recibió un nombre nuevo -más corto-, de las Hermanas
de Jesús Misericordioso. Actualmente la Congregación lleva actividad apostólica
intentando responder a las actuales necesidades de la Iglesia. Las hermanas de
la Congregación difunden el culto a Jesús Misericordioso y con la fuerza de la
oración, imploran la Misericordia Divina para el mundo entero en las 33 casas
conventuales en Polonia y en el extranjero. Llevan, entre otros, un hospicio, una
casa de la protección de la vida concebida, organizan retiros espirituales,
catequizan. En cada casa de la Congregación de las Hermanas de Jesús
Misericordioso todos los días se celebra la Hora de la muerte del Salvador, es
La Hora de la Misericordia.
“En esta hora se
estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la
justicia” (Diario,
1572).
(Ver en la página http://www.misericordia-divina.com/zgromadzenie_hisz1a.htm
La Hora de la Misericordia)
Las oraciones en honor a… se pueden solicitar por e-mail:
“Casi todo lo que sor
Faustina había predicho acerca de la congregación, se cumplió con todos los
detalles. Cuando en Vilna, el 16 de noviembre de 1944 recibía por la noche los
votos privados de las seis primeras hermanas o, 3 años más tarde, vine a la primera
casa de de esa congregación en Mysliborz, estuve asombrado cuánto todo se
parecía a lo que me había dicho la difunta sor Faustina (...) Noté en la nave
del altar una ventana con una vidriera un poco deteriorada, presentando la
agonía de Jesús en la cruz. Lo miraba con alegría y estupefacción, ya que sor
Faustina me había hablado de una iglesia y de una vidriera así”
(M. Sopocko, Memorias).
La iglesia de Santa Cruz en Mysliborz fue construida en 1905 -año
de nacimiento de sor Faustina-, por obreros polacos siendo la única iglesia
católica de la región, que en aquel tiempo pertenecía a Alemania.
La Casa Matriz de la
Congregación las Hermanas de Jesús Misericordioso en Mysliborz se encuentra en Polonia.
El Santuario de la divina Misericordia es una Casa de Espiritualidad.
El 1 de agosto de 1993 durante la ceremonia solemne las reliquias
de Santa sor Faustina fueron traídas al convento de Mysliborz por el arzobispo
Marian Przykucki. Ese día la iglesia y el convento fueron ascendidos por su
decreto al rango de Santuario de la Divina Misericordia.
La nueva casa de Congregación en Mysliborz es un edificio
totalmente equipado que fue regalado por el señor Roman Kluska -un empresario
polaco-, en el 2003 para una casa de formación conventual de las hermanas.
El 14 de febrero de 2004 en Mysliborz el padre arzobispo Zygmunt
Kaminski bendijo la nueva casa de la Congregación y la capilla de JESÚS REY DE
MISERICORDIA.
“Vi el convento de esta nueva Congregación. Una casa amplia y
espaciosa, visité cada cuarto uno tras otro; vi que la Providencia Divina había
provisto cada lugar de todo lo que era necesario” (Diario, 1154).
El 13 de mayo de 2008 la Congregación de las Hermanas de Jesús
Misericordioso fue aprobada como el Instituto conventual según las leyes del
Papa.
© La Congregación de las Hermanas de Jesús Misericordioso
Del Diario de Santa Faustina
Kowalska
2. La misión de Sor Faustina consiste, en
resumen, en recordar una verdad de la fe, conocida desde siempre, pero
olvidada, sobre el amor misericordioso de Dios al hombre y en transmitir nuevas
formas de culto a la Divina Misericordia, cuya práctica ha de llevar a la
renovación religiosa en el espíritu de confianza y misericordia cristianas.
El Diario que Sor Faustina escribió durante los últimos 4 años de
su vida por un claro mandato del Señor Jesús, es una forma de memorial, en el
que la autora registraba, al corriente y en retrospectiva, sobre todo los
“encuentros” de su alma con Dios. Para
sacar de estos apuntes la esencia de su misión, fue necesario un análisis
científico. El mismo fue hecho por el conocido y destacado teólogo, Padre
profesor Ignacy Rózycki. Su extenso análisis fue resumido en la disertación
titulada “La Divina Misericordia. Líneas fundamentales de la devoción a la
Divina Misericordia.” A la luz de este trabajo resulta que todas las
publicaciones anteriores a él, dedicadas a la devoción a la Divina Misericordia
transmitida por Sor Faustina, contienen solamente algunos elementos de esta
devoción, acentuando a veces cuestiones sin importancia para ella. Por ejemplo,
destacan la letanía o la novena, haciendo caso omiso a la Hora de la
Misericordia. El mismo Padre Rózycki hace referencia a ese aspecto diciendo: “Antes
de conocer las formas concretas de la devoción a la Divina Misericordia, cabe
decir que no figuran entre ellas las conocidas y populares novenas ni
letanías.”
La base para distinguir
éstas y no otras oraciones o prácticas religiosas como nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, lo
son las concretas promesas que el Señor Jesús prometió cumplir bajo la
condición de confiar en la bondad de Dios y practicar misericordia para con el
prójimo. El Padre Rózycki distingue
cinco formas de la devoción a la Divina Misericordia.
a. La imagen de Jesús Misericordioso. El
esbozo de la imagen le fue revelado a Sor Faustina en la visión del 22 de
febrero de 1931 en su celda del convento de Plock. “Al anochecer, estando yo en
mi celda –escribe en el Diario-, vi al
Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para
bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho,
salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. ( …) Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y
firma: Jesús, en Ti confío (Diario 47). Quiero que esta imagen (…) sea
bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de
Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia “(Diario,
49).
El contenido de la imagen se relaciona, pues, muy estrechamente con
la liturgia de ese domingo. Ese día la Iglesia lee el Evangelio según San Juan
sobre la aparición de Cristo resucitado en el Cenáculo y la institución del
sacramento de la penitencia (Jn 20, 19-29).
Así, la imagen presenta al Salvador resucitado que trae la paz a la
humanidad por medio del perdón de los pecados, a precio de su Pasión y muerte
en la cruz. Los rayos de la Sangre y del Agua que brotan del Corazón (invisible
en la imagen) traspasado por la lanza y las señales de los clavos, evocan los
acontecimientos del Viernes Santo (Jn 19, 17-18, 33-37). Así pues, la imagen de
Jesús Misericordioso une en sí estos dos actos evangélicos que hablan con la
mayor claridad del amor de Dios al hombre.
Los elementos más característicos de esta imagen de Cristo son los
rayos. El Señor Jesús, preguntado por lo que significaban, explicó: “El rayo pálido simboliza el Agua que
justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las
almas (….). Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos” (Diario, 299). Purifican el
alma los sacramentos del bautismo y de la penitencia, mientras que la alimenta
plenamente la Eucaristía. Entonces, ambos rayos significan los sacramentos y
todas las gracias del Espíritu Santo cuyo símbolo bíblico es el agua y también
la nueva alianza de Dios con el hombre contraída en la Sangre de Cristo.
A la imagen de Jesús Misericordioso se le da con frecuencia el
nombre de imagen de la divina Misericordia.
Es justo porque la Misericordia de Dios hacia el hombre se reveló con la
mayor plenitud en el misterio pascual de Cristo.
La imagen no presenta solamente la Misericordia de Dios, sino que
también es una señal que ha de recordar el deber cristiano de confiar en Dios y
amar activamente al prójimo. En la parte de abajo –según la voluntad de Cristo-,
figura la firma: “Jesús, en Ti confío”. “Esta imagen ha de recordar las exigencias de Mi Misericordia, porque
la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil” (Diario, 742).
Así comprendido el culto a la imagen, a saber, la actitud cristiana
de confianza y misericordia, vinculó el Señor Jesús promesas especiales de: la
salvación eterna, grandes progresos en el camino hacia la perfección cristiana,
la gracia de una muerte feliz, y todas las demás gracias que le fueren pedidas
con confianza. “Por medio de esta imagen
colmare a las almas con muchas gracias.
Por eso quiero, que cada alma tenga acceso a ella” (Diario, 570).
b. La Fiesta de la Misericordia. De entre
todas las formas de la devoción a la Divina Misericordia reveladas por Sor
Faustina, ésta es la que tiene mayor importancia. El Señor Jesús habló por
primera vez del establecimiento de esta Fiesta en Plock en 1931, cuando
comunicó a Sor Faustina su deseo de que pintara la imagen: “Deseo que haya una Fiesta de la Misericordia. Quiero que esta imagen
que pintarás con el pincel sea bendecida con solemnidad el primer domingo
después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la
Misericordia” (Diario, 49).
La elección del primer domingo después de la Pascua de Resurrección
para la Fiesta de la Misericordia, tiene su profundo sentido teológico e indica
una estrecha relación entre el misterio pascual de redención y el misterio de
la Divina Misericordia. Esta relación se ve subrayada aun mas por la novena de
coronillas a la Divina Misericordia que antecede la Fiesta y que empieza el
Viernes Santo.
La fiesta no es solamente un día de adoración especial de Dios en
el misterio de la misericordia, sino también el tiempo en que Dios colma de
gracias a todas las personas. “Deseo –dijo el Señor Jesús-, que la Fiesta
de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y,
especialmente, para los pobres pecadores (Diario, 699). Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última
tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi Misericordia
morirán para siempre” (Diario, 965).
Las promesas extraordinarias que el Señor Jesús vinculo a la Fiesta
demuestran la grandeza de la misma. “Quien
se acerque ese día a la Fuente de Vida –dijo Cristo-, recibirá el perdón total
de las culpas y de las penas” (Diario, 300). “Ese día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramo todo
un mar de gracias sobre aquellas almas que se acercan al manantial de Mi Misericordia; (….)
que ningún alma tenga miedo de acercarse a Mí, aunque sus pecados sean
como escarlata” (Diario, 699).
Para poder recibir estos
grandes dones hay que cumplir las condiciones de la devoción a la Divina
Misericordia (confiar en la bondad de Dios y amar activamente al prójimo),
estar en el estado de gracia santificante (después de confesarse), y recibir
dignamente la Santa Comunión.
“No encontrará alma ninguna la justificación –explicó Jesús-, hasta
que no se dirija con confianza a Mi Misericordia y por eso el primer domingo
después de la Pascua ha de ser la Fiesta de la Misericordia. Ese día los
sacerdotes deben hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita” (Diario, 570).
c. La coronilla a la Divina Misericordia. El
Señor Jesús dictó esta oración a Sor Faustina entre el 13 y el 14 de septiembre
de 1935 en Vilna, como una oración para aplacar la ira divina (vea el Diario,
474 – 476).
Las personas que rezan esta coronilla ofrecen a Dios Padre “el
Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad” de Jesucristo como propiciación de
sus pecados, los pecados de sus familiares y los del mundo entero. Al unirse al
sacrificio de Jesús, apelan a este amor con el que Dios Padre ama a Su Hijo y
El a todas las personas.
En esta oración piden también “misericordia para nosotros y el
mundo entero” haciendo, de este modo, un acto de misericordia. Agregando a ello
una actitud de confianza y cumpliendo las condiciones que deben caracterizar
cada oración buena (la humildad, la perseverancia, la sumisión a la voluntad de
Dios), los fieles pueden esperar el cumplimiento de las promesas de Cristo que
se refieren especialmente a la hora de la muerte: la gracia de la conversión y
una muerte serena. Gozaran de estas gracias no solo las personas que recen esta
coronilla, sino también los moribundos por cuya intención la recen otras
personas. “Cuando la coronilla es rezada
junto al agonizante –dijo el Señor Jesús-, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al
alma” (Diario, 811). La promesa general es la siguiente: “Quienes recen esta coronilla, me complazco
en darles todo lo que me pidan (Diario, 1541, (…….) si lo que me pidan esté conforme con Mi voluntad” (Diario,
1731). Todo lo que es contrario a la voluntad de Dios no es bueno para el
hombre, particularmente para su felicidad eterna.
“Por el rezo de esta
coronilla –dijo Jesús
en otra ocasión–, Me acercas la
humanidad (Diario, 929). A las almas
que recen esta coronilla, Mi Misericordia las envolverá (…….) de vida y
especialmente a la hora de la muerte” (Diario, 754).
d. La Hora de la Misericordia. En octubre
de 1937, en unas circunstancias poco aclaradas por Sor Faustina, el Señor Jesús
encomendó adorar la hora de su muerte: “Cuantas
veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi Misericordia, adorándola y
glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente,
para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para
cada alma” (Diario, 1572).
El Señor Jesús definió bastante claramente los propios modos de
orar de esta forma de culto a la Divina Misericordia. “En esa hora –dijo a Sor Faustina–, procura rezar el Vía Crucis, en cuanto te lo permitan tus deberes; y si
no puedes rezar el Vía Crucis, por lo menos entra un momento en la capilla y
adora en el Santísimo Sacramento a Mi Corazón que esta lleno de misericordia. Y
si no puedes entrar en la capilla, sumérgete en oración allí donde estés,
aunque sea por un brevísimo instante” (Diario, 1572).
El Padre Rózycki habla de
tres condiciones para que sean escuchadas las oraciones de esa hora:
1. La oración ha de ser dirigida a Jesús.
2. Ha de ser rezada a las tres de la tarde.
3. Ha de apelar a los valores y meritos de la Pasión del Señor.
“En esa hora –prometió Jesús-, puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el
mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia” (Diario, 1572).
e. La propagación de la devoción a la
Divina Misericordia. Entre las formas de devoción a la Divina Misericordia, el
Padre Rózycki distingue además la propagación de la devoción a la Divina
Misericordia, porque con ella también se relacionan algunas promesas de Cristo.
“A las almas que propagan la devoción a
Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa a su
niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas el Juez, sino el
Salvador Misericordioso” (Diario, 1075).
La esencia del culto a la Divina Misericordia consiste en la
actitud de confianza hacia Dios y la caridad hacia el prójimo. El Señor Jesús
exige que “sus criaturas confíen en El”
(Diario, 1059) y hagan obras de misericordia: a
través de sus actos, sus palabras y su oración. “Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No
puedes dejar de hacerlo, ni excusarte, ni justificarte” (Diario, 742). Cristo
desea que sus devotos hagan al día por lo menos un acto de amor hacia el
prójimo.
La propagación de la devoción a la Divina Misericordia no requiere
necesariamente muchas palabras pero sí, siempre, una actitud cristiana de fe,
de confianza en Dios, y el propósito de ser cada vez más misericordioso. Un
ejemplo de tal apostolado lo dio Sor Faustina durante toda su vida.
f.
El culto a la Divina Misericordia tiene como fin renovar la vida
religiosa en la Iglesia en el espíritu de confianza cristiana y misericordia. En
este contexto hay que leer la idea de “la nueva Congregación” que encontramos
en las páginas del Diario. En la mente de la propia Sor Faustina este deseo de
Cristo maduró poco a poco, teniendo cierta evolución: de la orden estrictamente
contemplativa al movimiento formado también por Congregaciones activas,
masculinas y femeninas, así como por un amplio círculo de laicos en el mundo. Esta
gran comunidad multinacional de personas constituye una sola familia unida por
Dios en el misterio de su misericordia, por el deseo de reflejar este atributo
de Dios en sus propios corazones y en sus obras y de reflejar su gloria en
todas las almas. Es una comunidad de personas de diferentes estados y
vocaciones que viven en el espíritu evangélico de confianza y misericordia,
profesan y propagan con sus vidas y sus palabras el inabarcable misterio de la
Divina Misericordia e imploran la Divina Misericordia para el mundo entero.
La misión de Sor Faustina tiene su profunda justificación en la
Sagrada Escritura y en algunos documentos de la Iglesia. Corresponde plenamente
a la encíclica Dives in misericordia del Santo Padre Juan Pablo II.
¡Para mayor gloria de la Divina Misericordia!
Cracovia – Lagiewniki - Sor Ma. Elzbieta Siepak
De la Congregación de las Hermanas
De la Madre de Dios de la Misericordia
El exégeta del siglo XXI.
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