
Nuestra relación con Dios
de corazón a corazón,
es un vínculo amoroso.
Si alguien quiere relacionarse con Él de otra manera, para mi no lo encuentra.
Si pretendiésemos relacionarnos con Él dejando de lado lo afectivo creo que terminaremos escondiéndonos detrás de nuestra propia desconfianza.
Aunque digamos que creemos que Él existe, si no nos decidimos a encontrarnos con Él desde los sentimientos, me parece que no podremos entrar en contacto.
Entre nosotros, los humanos, es común que nos tengamos por estimados los unos a los otros conforme a una serie de resultados humanos como por ejemplo:
- Gloria humana.
- Honor humano.
- Poder humano.
- Riqueza humana.
Cuanto más hayamos conseguido de esto más resultados de estima obtendremos entre nosotros mismos.
En cambio,
para Dios,
nuestro Padre Celestial,
nosotros somos importantes porque somos Sus hijos y Él nos ama.
reconocemos que somos seres afectivos,
vivimos afectivamente,
nos dominan nuestros afectos.
Y sin embargo, nos resistimos a amar con confianza a dios.
Le pedimos Su ayuda,
decimos ¡Jesús, ayudanos!
¡Espíritu Santo, ayudanos!
Y decimos también
¡María Madre nuestra Inmaculada, ayudanos!
El exégeta del siglo XXI
No hay comentarios.:
Publicar un comentario